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Competitividad empresarial y sostenibilidad ambiental
26.6.07


El gobierno, las empresas, los medios de comunicación y el ciudadano están preocupados por el medio ambiente y la sostenibilidad. Estamos viviendo un período en el que los mensajes medioambientales está muy presente en la publicidad empresarial, sobre todo en los sectores de la energía, construcción y también en la Administración.

El profesor del IE y responsable del Centro para la Gestión Eco-Inteligente de ese centro Javier Carrillo recuerda en su artículo “Ecoinnovación: Cuando competitividad empresarial y sostenibilidad ambiental se dan la mano” que aquélla se obtiene vigilando la cantidad de materiales que se utiliza en el proceso productivo, la energía que se gasta, la capacidad de emisión de sustancias tóxicas, la implantación de técnicas de reciclado, el uso de energía y materiales renovables y el aumento de la vida útil del producto.

El profesor Carrillo dice que “el coste del deterioro ambiental será devuelto tarde o temprano al sistema económico que lo produce, y que es inevitable asumirlo, la ecoinnovación permite reducir ese coste y/o generar un beneficio global que lo supera. [...] En general, los beneficios de la ecoinnovación no son medidos por las empresas ni por las agencias estadísticas, lo que sin duda colabora con la tradicional apreciación del medio ambiente como una carga más que como una potencial fuente de ventaja competitiva.” La ecoeficiencia es, en definitiva, una filosofía y un proceso de mejora continua que en muy pocas ocasiones aumenta a los ojos del cliente un valor suficiente. Por tanto, la ventaja competitiva que aporta a las empresas que los comercializan no suele apreciarse aunque exista.

Algunas encuestas realizadas últimamente indican lo contrario: 1.500 empresas de todos los sectores europeos relacionan la puesta en marcha de políticas ecoeficientes con incrementos medios en las ventas del 16%. Otros estudios afirman que las empresas ecoeficientes son capaces de generar una ventaja competitiva y, lo más curioso, reducir costes.

Ahora bien, “alcanzar los beneficios de la ecoinnovación requiere alterar los criterios de diseño de producto, renegociar relaciones con los proveedores, desarrollar nuevas habilidades en los recursos humanos, cambiar la tecnología de la empresa y sus procesos productivos, y desarrollar nuevas relaciones con los clientes. Obviamente, los cambios a esta escala se encuentran con numerosas barreras a superar. [...] Esta transición no es sencilla y requiere numerosos cambios dentro de las organizaciones”, reconoce el Director Ejecutivo del Centro para la Gestión Eco-Inteligente del IE.

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>> Publicado en Categoría: Sociedad y Consultoría

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