Innovar siempre se traduce en una ventaja competitiva para la empresa frente a la competencia. Como en toda decisión, sacar al mercado un producto nuevo conlleva sus riesgos y el resultado puede significar abrir la caja de Pandora o encontrarlas las puertas del Edén.

Las compañías y profesionales del diseño industrial están en una época dulce ya que sus servicios son cada vez más necesarios y apreciados por las empresas fabricantes. Ahora bien, un diseño no es sinónimo de innovación ni de éxito o consolidación del producto. El diseño, conjugado con la innovación y una adecuada campaña de marketing puede traducirse en dejar atrás--al menos durante un tiempo significativo--a los competidores.

La compañía automovilística Smart apostó por entrar en el mercado de biplazas--un sector reservado a los compradores con alto poder adquisitivo--con un coche asequible en cuanto a precio que fuera seguro y pudiera cambiar de color fácilmente gracias a sus puertas desmontables. Esta fue la innovación, la aportación de la compañía creada por Mercedes-Benz y la relojera Smart, al sector del automóvil. El diseño moderno y rompedor que se le dió al coche ayudó al éxito de la idea ya que consiguió impregnar al coche de cierto aire elitista.

Cuando Motorola lanzó en 1996 su teléfono móvil StarTac, los consumidores quedaron rápidamente prendados del mismo por su atractivo diseño negro. La compañía norteamericana--que ya había fabricado la primera radio para coche en la década de los treinta--había conseguido reinventar el teléfono móvil y abrió la era de la miniaturización y el culto a la facilidad de uso. Hizo algo nuevo que antes nadie se había planteado y convirtió a su producto--al que dotó de un diseño realmente elegante--en un éxito de ventas.

Apple vendió millones de unidades de su modelo iMac a finales de los noventa--y fue el primer producto con en el que sufrió lo indecible por lograr satisfacer la demanda--gracias a que aunó innovación y diseño. Su iMac era un prodigio visual: una carcasa transparente y redondeada de colores revolucionarios permitía ver el interior del ordenador. Aunque parezca que el éxito de iMac estaba en el diseño, Apple basó su apuesta innovadora en demostrar al sector informático que se podían vender ordenadores que no fueran grises, metálicos y extremadamente rectilíneos.

Son tres célebres ideas innovadoras que se vieron acompañadas de un revolucionario diseño. En el mercado actual, la innovación es garantía de éxito; si añadimos un buen diseño, el éxito se convierte en meteórico.

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