El valor añadido de los artículos de la bitácora
11.7.07
Jakob Nielsen, el gurú de la usabilidad, recomienda a sus clientes que inviertan tiempo en escribir artículos en su bitácora o blog y no se limiten a publicar con el único objetivo de generar comentarios y tráfico. De lo que se trata es de generar valor añadido. [Vía]
Cuando se publican artículos cortos, casi telegráficos, sobre un tema determinado se está haciendo lo mismo que miles o cientos de miles de otros blogs. El valor añadido que puede generar ese artículo corto al lector es inexistente mientras que el daño a la bitácora--sea personal o corporativa--puede ser grande. Y dice, Nielsen, muchas bitácoras están aumentando la “polución informativa” en la red. Y la no-conversación.
Nielsen habla de que el valor de la información y los contenido en la web no goza de proporcionalidad: un artículo en el que se ha invertido, pongamos por caso, cuatro veces más tiempo que otro corto generará más del cuádruple de valor en el lector.
Puede que en muchas bitácoras, su autor se deje arrastrar por la idea originaria de que una bitácora es un registro de navegación, sin más. Si desde esos blogs prima la facilidad de publicación y su difusión y visibilidad inmediata (“voy a ser el primero o de los primeros en referirme o enlazar hacia este artículo”, podría pensar) sin que la credibilidad se vea afectada (“para eso está el enlace o trackback”) no es necesario añadir valor en forma de contenido.
Lo terrorífico de este planteamiento es que el comentario, la réplica y la conversación, otras de las características de las bitácoras, no tienen cabida porque el valor añadido del artículo tampoco induce a ello. Y, cuando algún despistado inicia una conversación, lo cierto es que también carecen de valor alguno y no apetece replicar o apoyar ese comentario.
En cualquier caso, lo que sí se observa en la blogosfera hispana es un progresivo abandono de las pautas estilísticas propias de la escritura digital y que fueron definidas por Ramón Salaverría como “las 6 C: corrección, claridad, concisión, consistencia, credibilidad y cortesía ya que no son necesarias para esos telegráficos artículos”.
“Todos tienen derecho a tener un blog, j..te”, podría comentar aquí alguien al que no le guste mi artículo y pensara que no tiene valor añadido.
>> Publicado en Categoría: Blogosfera
Cuando se publican artículos cortos, casi telegráficos, sobre un tema determinado se está haciendo lo mismo que miles o cientos de miles de otros blogs. El valor añadido que puede generar ese artículo corto al lector es inexistente mientras que el daño a la bitácora--sea personal o corporativa--puede ser grande. Y dice, Nielsen, muchas bitácoras están aumentando la “polución informativa” en la red. Y la no-conversación.
Nielsen habla de que el valor de la información y los contenido en la web no goza de proporcionalidad: un artículo en el que se ha invertido, pongamos por caso, cuatro veces más tiempo que otro corto generará más del cuádruple de valor en el lector.
Puede que en muchas bitácoras, su autor se deje arrastrar por la idea originaria de que una bitácora es un registro de navegación, sin más. Si desde esos blogs prima la facilidad de publicación y su difusión y visibilidad inmediata (“voy a ser el primero o de los primeros en referirme o enlazar hacia este artículo”, podría pensar) sin que la credibilidad se vea afectada (“para eso está el enlace o trackback”) no es necesario añadir valor en forma de contenido.
Lo terrorífico de este planteamiento es que el comentario, la réplica y la conversación, otras de las características de las bitácoras, no tienen cabida porque el valor añadido del artículo tampoco induce a ello. Y, cuando algún despistado inicia una conversación, lo cierto es que también carecen de valor alguno y no apetece replicar o apoyar ese comentario.
En cualquier caso, lo que sí se observa en la blogosfera hispana es un progresivo abandono de las pautas estilísticas propias de la escritura digital y que fueron definidas por Ramón Salaverría como “las 6 C: corrección, claridad, concisión, consistencia, credibilidad y cortesía ya que no son necesarias para esos telegráficos artículos”.
“Todos tienen derecho a tener un blog, j..te”, podría comentar aquí alguien al que no le guste mi artículo y pensara que no tiene valor añadido.
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