Desmitificando la cuarentena
25.7.07

El más habitual es la desactualización. Muchos directivos se sorprenderían al observar cómo las personas de más edad suelen tomar la iniciativa con mucha facilidad a poco que se les de un “empujoncito” o simplemente se les insinúe; generalmente, detectan muy fácilmente aquéllos conocimientos que necesita o se les requiere aprender y suelen combinar todo ello con su experiencia de años.
Otro aspecto es la falta de flexibilidad “enraizada en años de costumbres laborales”, suelen afirmar. Cualquiera que haya sido consultor-y muchos que no lo han sido--pueden afirmar que, ante situaciones adversas, suelen ser proactivos en la búsqueda de alternativas o soluciones y logran aportar puntos de vista de una forma más analítica e independiente, sobre todo por la experiencia que atesoran y el conocimiento que tienen del medio laboral. Mi recomendación es oírlos “desde el pie del pedestal”.
La carencia de proyección y ambición personales son otros de los falsos paradigmas que sufren las personas mayores. Puede ser cierto que no transmiten con suficiente intensidad esta inquietud. Sin embargo, una vez más gracias a la experiencia, con toda probabilidad poseen habilidades muy valiosas (comunicación, empatía, gestión del estrés, trato personal, liderazgo...) que son muy valiosas y ninguna empresa debería rechazar.
Algunos directivos dicen que los trabajadores, cuando llegan a cierta edad, tienen “la jubilación demasiado cerca” y que sólo pretenden perpetuarse. Este pensamiento lineal está evitando que muchos directivos descubran que los “veteranos”, siendo consciente de ello, están dispuestos a esforzarse--no es nada nuevo para ellos, lo llevan haciendo mucho tiempo--precisamente para llegar a ese momento y no sufrir el paro de larga duración o la jubilación anticipada.
Mi recomendación en estos casos es triple: en primer lugar, observarlos; luego, no tomar una decisión sin conocer en profundidad las posibilidades de cada uno de ellos y, finalmente, buscar la forma de complementar el ímpetu y la iniciativa de los jóvenes con el liderazgo y la capacidad de comunicación de aquéllos que han superado los cuarenta, entre otras habilidades que puedan tener.
En resumen, ¿se deja de usar algo sin saber si funciona o no? Si los directivos eliminaran ese trozo del “espejo social” que niega la existencia del valor de la experiencia, la empresa no perdería parte del talento de los “veteranos”.
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| Categoría: Consultoría | Etiquetas: experiencia paradigma personal talento habilidades adaptacion colaboracion etica |
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