Callar, ese peligroso estado natural en la empresa
9.10.07
Muchos fracasos empresariales podrían haberse evitado si los empleados hubieran opinado, disentido abiertamente, propuesto alternativas o si sus líderes hubieran favorecido la exposición libre de ideas. Callar es una debilidad o estado natural en muchos grupos humanos organizados, incluida la empresa.
Garry Emmons en su artículo “Encouraging dissent in decision-making” publicado en HBS recurre a la figura de Peter Sloan de General Motors para ilustrar la necesidad de disentir: cuando en sus reuniones no había debate, posponía la reunión hasta otro momento y advertía a sus directivos que acudieran con críticas, ideas, propuestas alternativas, etc. Desastres como el ataque norteamericano a Bahía Cochinos o la explosión del transbordador Columbia, ¿pasaron por la cabeza de alguno de los miembros del gobierno o la NASA que no se atrevió a hablar? Emmons opina que sí.
Algunas de las razones que bloquean la aportación de ideas y la disensión en la empresa se justifica en el miedo a hablar delante de los jefes y/o a cuestionar ideas preconcebidas o que forman parte de la cultura empresarial, en el pavor a que las sugerencias sean rechazadas o a romper un status quo, entre otras menores. El trabajador tiene asumida esta situación, pero la empresa también la acepta porque muchos directivos y empresas no están preparados para aceptar las opiniones de los demás y luchan por evitar conflictos. Si alguien aparece con ideas renovadas, aquéllos prefieren desalentarlas o suprimirlas.
Emmons opina que la sinceridad, la opinión y la disensión debe ser recompensada y la empresa debe tener medidas para fomentarla. Durante el proceso de toma de decisiones hay que hacer preguntas de sondeo a los colaboradores e insistirles que presenten cada situación en términos objetivos, abandonando la complacencia. Emmons afirma que lo mejor es crear la tensión interior en los colaboradores que les permita abandonar los comportamientos pasivos y que la empresa necesita la creatividad de los críticos.
| Categoría: Consultoría | Etiquetas: Harvard creatividad crecimiento colaboracion eficacia habilidades conflicto dialogo |
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6 Comentarios:
- El 10/09/2007 04:07:00 p. m., Yoriento.com tuvo la amabilidad de comentar aquí:
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La sinceridad es un comportamiento más y como tal debe aprenderse y debe ser reconocido y valorado en aquellos contextos donde no es habitual.
La sinceridad suele incluir críticas y quejas que son desagradables para el oyente, pero éste tiene que tener la habilidad de aceptarlas y de obtener conclusiones, de utilizarlas como herramientas de mejora.
Buena reflexión, amigo... :-) - El 10/09/2007 04:13:00 p. m., Yoriento.com tuvo la amabilidad de comentar aquí:
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Y, por cierto, este debate tiene que ver con el del otro día sobre el castigo (art. 142 de Yoriento).
Si castigas los comportamientos sinceros, es decir, que te digan la verdad aunque sea desagradable, evidentemente la gente dejará de ser sincera, y a medio plazo, también dejará de opinar, por si acaso...
Me hace gracia que todo el mundo habla como si supiera de gestión de recursos humanos, pero la mayoría no saben y/o no aplica ni las más mínimas normas básicas... Si empezáramos reconociendo estas limitaciones, podríamos aprender mucho¡ ;-) - El 10/09/2007 04:15:00 p. m., amalgamadeletras tuvo la amabilidad de comentar aquí:
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Callar y asentir son dos materias que cursamos desde la escuela infantil aunque la tendencia está cambiando en la actualidad. Luego, cuando hay que desarrollar el espíritu crítico, la reflexión y el análisis probablemente es demasiado tarde o cuesta mucho trabajo cambiar el paradigma.
Por cierto, el artículo 142 sobre la mentira me encantó enormemente. - El 10/09/2007 11:32:00 p. m., tuvo la amabilidad de comentar aquí:
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Y si no las has cursado en la escuela infantil, la experiencia laboral -más si trabajas en la Administración Pública- te aconseja practicar para adquirirlas rápidamente. Opinar y disentir, aunque sea de manera constructiva, se entiende como una amenaza para la estabilidad del sistema. ¡Y son tantos los que viven a costa del mismo, que cualquiera lo hace peligrar!
- El 10/11/2007 04:16:00 p. m., Senior Manager tuvo la amabilidad de comentar aquí:
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El problema de muchas empresas es que tácitamente prohiben la libre expresión de las opiniones o ideas por parte de sus empleados. Sólo los empleados elegidos pueden aportar algo en un momento dado. De aquí surge entonces la autocensura como resultado del miedo de decir algo fuera del círculo de los elegidos. Lo peor es que existen sucursales de grandes multinacioanles en donde aún se aplica esta práctica y luego vienen a decirnos que están entre las 100 primeras del ranking mundial...¡que vergüenza!
¡...Yo lo viví...!
http://multinationalcorp.blogspot.com - El 10/11/2007 07:37:00 p. m., amalgamadeletras tuvo la amabilidad de comentar aquí:
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Anónimo - En la administración debería ser más fácil opinar ya que su vocación es el servicio al ciudadano en general y cualquier mejora hacia éste debería ser bienvenida. Parece difícil que una voz pueda hacer peligrar al sistema, ¿no?
Senior Manager - Lo que cuentas me parece increíble... Sino, ¿cómo ha conseguido llegar a ser multinacional? Esto exige caminar unos pasos por delante del resto de las competidoras. ¿No será que existen muchos cuadros medios que con la competencia interna que hay en la multinacional se auto-protegen de que algún empleado pueda hacerle sombra?
Bienvenidos a los dos.