Jordi Canals, director general del IESE es entrevistado en el diario Expansión el pasado 14 de julio. Merece la pena extraer algunas reflexiones que hace en la misma.

La primera es que “el olfato para los negocios” sigue siendo necesario pero insuficiente en la actualidad. Es importante que el empresario haga de su empresa una organización. Es más, Canals dice que los ejecutivos y directivos deben sentirse “responsables de un cambio en sus empresas y en la sociedad”.

La actual labor del directivo debe ser dirigir empresas comprometidas en la búsqueda “de modos de funcionamiento más humanos. Porque la eficiencia no está reñida con la humanidad; al contrario: los grandes profesionales suelen ser grandes personas...”, asegura Canals. Y añade que el trabajo del ejecutivo es mucho más que liderar, es servir. Este cambio se entiende cuando se comprende que “las personas no son recursos humanos; son seres humanos que utilizan recursos”.

El IESE está comprometido con la idea de que el management tiene que ver con las personas y que éstas, en la sociedad actual, funcionan con un alto grado de individualidad que puede degenerar en individualismo pernicioso. Cuando aflora, se acaba la paciencia y el compromiso con la labor colectiva, con los demás. El directivo moderno debe ir más allá de la materialidad de una tarea bien hecha para reconocer la transcendencia que ese trabajo bien hecho tiene para el conjunto de la sociedad.

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