El 'deficit de tiempo' del ejecutivo para con su equipo
19.5.06
El tiempo que los ejecutivos dedican a formar a su equipo es cada vez más escaso. En Consultoría no es extraño encontrarse con directivos o responsables que ni fijan reuniones formales con su equipo ni tampoco recurren a encuentros regulares con él. En estos casos, generalmente se trata de directivos que no tienen hueco alguno en su agenda y le es díficil colgar el cartel de “No molestar” en el teléfono para aumentar el feedback con el equipo, conocer sus inquietudes, evaluar la marcha de los objetivos, analizar las actitudes, promover cambios, etc...
La esclavitud que ejercen las reuniones, los viajes, el móvil y el correo electrónico sobre el ejecutivo es patente y reduce enormemente la disponibilidad de tiempo y aumenta la frustrante sensación de que el día, teniendo inexcusablemente veinticuatro horas, es cada vez más corto. Las herramientas de organización (agendas, PDAs, calendarios online, workflow, groupware...) se popularizan y cada vez son más potentes.
No es extraño ver un uso indiscriminado por parte de algunos directivos y ejecutivos de estas herramientas que terminan convirtiéndolas en una arma de doble filo: optmizan la gestión de tareas y el tiempo-entendiendo como tal, el hacer más cosas en menos tiempo-pero generan 'déficit de tiempo' con otras actividades y responsabilidades básicas para con su equipo u organización. Este déficit es causado por omisión a la hora de discriminar o priorizar entre lo importante 'fuera de la organización' con 'lo imprescindible a realizar dentro', por ejemplo.
El prototipo de ejecutivo actual cumple las fechas de entrega y sabe priorizar, desmembrar y agrupar su trabajo diario en función de las capacidades que le exige aquél. Sabe dividir las grandes tareas en otras más pequeñas y manejables que son sometidas a seguimientos efectivos y conoce como delegar democráticamente y utiliza la palabra 'No'.
Además, no para de utilizar el teléfono constantemente y asistir a reuniones o realizar viajes. Pero también conoce bien a su equipo, le mantiene informado, se detiene a escucharlo, pacta objetivos y promueve cambios.
>> Publicado en Categoría: Consultoría
La esclavitud que ejercen las reuniones, los viajes, el móvil y el correo electrónico sobre el ejecutivo es patente y reduce enormemente la disponibilidad de tiempo y aumenta la frustrante sensación de que el día, teniendo inexcusablemente veinticuatro horas, es cada vez más corto. Las herramientas de organización (agendas, PDAs, calendarios online, workflow, groupware...) se popularizan y cada vez son más potentes.
No es extraño ver un uso indiscriminado por parte de algunos directivos y ejecutivos de estas herramientas que terminan convirtiéndolas en una arma de doble filo: optmizan la gestión de tareas y el tiempo-entendiendo como tal, el hacer más cosas en menos tiempo-pero generan 'déficit de tiempo' con otras actividades y responsabilidades básicas para con su equipo u organización. Este déficit es causado por omisión a la hora de discriminar o priorizar entre lo importante 'fuera de la organización' con 'lo imprescindible a realizar dentro', por ejemplo.
El prototipo de ejecutivo actual cumple las fechas de entrega y sabe priorizar, desmembrar y agrupar su trabajo diario en función de las capacidades que le exige aquél. Sabe dividir las grandes tareas en otras más pequeñas y manejables que son sometidas a seguimientos efectivos y conoce como delegar democráticamente y utiliza la palabra 'No'.
Además, no para de utilizar el teléfono constantemente y asistir a reuniones o realizar viajes. Pero también conoce bien a su equipo, le mantiene informado, se detiene a escucharlo, pacta objetivos y promueve cambios.
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