Con esta iniciativa, Microsoft quiere hacerse con un trozo del pastel que disfruta Apple con un 67% de cuota en 2005 (en 2004, su cuota era del 52%).

Microsoft ha tardado dos años–los que lleva el iPod–en decidirse a entrar en este mercado. Esto puede significar que la ingente estructura de personal analista que tiene en nómina, su inagotable capacidad financiera y la posición quasi dominante que disfruta–aunque reduciéndose a marchas forzadas como ocurre en el sector de los navegadores–ya no es suficiente para anticiparse a sus competidores y reforzar su liderazgo. Últimamente parecía haberse limitardo a correr a rebufo de la competencia y seguir viviendo de lo que todavía le produce y renta el pasado, como es en el segmento de los sistemas operativos.

Su panorama actual es tan complejo y alarmante como que el próximo lanzamiento de Windows Vista no parece haber apasionado a la opinión pública como antaño, la consola Xbox nunca ha inquietado a PS2, Firefox come cuota al Internet Explorer cada día que pasa, Google es el preferido frente a un caduco MSN y el Windows Media está siendo relegado por iTunes.

El gigante de Redmond está siendo amenazado seriamente por un ejército de compañías más pequeñas. Y como lo importante es que no existan compañías que gocen de una posición cercana al monopolio y que la oferta siempre sea numerosa, las nubes que se ciernen sobre Microsoft son una buena noticia.

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