Responde que siempre apoyará estas iniciativas cuando desde la política se pueda arrojar luz sobre unos hechos y prevenir que vuelva a suceder. En cualquier caso, dice querer siempre que se aclare todo.
Aflora una de las características de nuestros políticos: la verborrea o abundancia de palabras para enmascarar aquello que quieren decir, es decir nada.
Enfadado, repregunto a la responsable política de forma directa: no he preguntado por las bondades de las comisiones de investigación sino por la incoherencia de su partido adoptando dos posturas radicalmente distintas ante una situación similar en dos lugares diferentes: en uno está en el poder y en el otro, en la oposición.
Me responde: “Vale, quizás podéis ver una cierta incoherencia, pero también tendréis que preguntaros si son exactamente las mismas circunstancias y si se han adoptado o no las medidas necesarias para que se resuelvan todas las incógnitas.”
Se muestra otra de las características de nuestros políticos: la capacidad que tienen de zafarse, librarse o desentenderse de su compromiso como representante público. Ahora es el ciudadano el que tiene que analizar las circunstancias, preguntar por las medidas adoptadas y si éstas resuelven todas las incógnitas.
Mientras tanto, ni les preocupa que el 58% de los españoles no hayan ido a votar en el referéndum de la Constitución europea ni que el 6% de los los votos emitidos hayan sido en blanco. Y es que, con esta clase política, ¿que vamos a hacer?
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