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Los lideres no motivan, tienen la obligación de buscar la automotivación de su equipo
19.12.10


¿Qué diferencia hay entre un pianista promedio y un pianista exitoso? La mayoría de las personas dirían que hay personas más dotadas que otras, y sin embargo, la diferencia estaría en las horas de práctica que cada uno dedica a estar delante del teclado.

Sin embargo, el talento, sin esfuerzo, está destinado al fracaso y por eso, no sólo hay que saber hacer, sino también querer hacer las cosas. Esta disposición del ser humano, que se denomina automotivación y que es un signo externo del carácter de las personas, acompaña a las habilidades y al aprendizaje así como a la responsabilidad en su búsqueda del trabajo eficiente.

Cualquiera que haya profundizado algo en la psicología del trabajo sabe que muchas veces se confunde motivación con ilusión; mientras la primera ayuda a realizar tareas que no apetecen más allá del simple hecho de realizarlas asociándola con los objetivos o visión que tenemos, la ilusión es probable que nos lleve a simplemente hacerlas.

Esa es la diferencia sustancial entre motivación e ilusión. La primera es más fuerte y está relacionada con la meta, allá en el futuro, mientras que la segunda es el empujón que sólo sirve para acometerla, sin más disquisiciones. La eficacia se consigue haciendo bien aquéllo que es necesario para obtener resultados, no cuando se realiza con mayor o menor entusiasmo y ganas.

Frente a otras actitudes, la motivación depende exclusivamente de cada ser humano. Por muy buen líder que se sea, si no logra motivar a su equipo, es más que probable que no consiga nada. Ahora bien, si consigue que su equipo se automotive, es más que probable que logren alcanzar los objetivos, a veces incluso más allá de la resistencia humana y en condiciones extremas. Los líderes no motivan, tienen la obligación de buscar la automotivación de su equipo.

En este sentido, la experiencia de Shackelton deja muchas pistas sobre cómo se logra la automotivación, tanto personal como que cada persona de un equipo consiga la suya propia:
  • mostró durante la expedición un alto grado de ejemplo personal,
  • fue capaz de controlar las circunstancias que minaban su motivación,
  • siempre prevalecía la perspectiva positiva en todo aquello que le ocurría durante su viaje antártico,
  • potenció su capacidad para concentrar la energía en objetivos a corto plazo que daban sentido a lo que hacía en cada momento,
  • tenía claro cómo obtener pequeñas victorias que le acercaron al objetivo final

En cuanto a su equipo, luchó en todo momento por mantener la cohesión del equipo y mostró una creatividad y optimismo (aunque anclado a la realidad) sin límites; y no dudó en que todo ello fuera visible a su equipo y trascendiera al resto de miembros de la expedición. | Foto: lumaxart |

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4 Comentarios:

El 2/05/2011 10:46:00 p. m., Anonymous BLanuza tuvo la amabilidad de comentar aquí:

Es completamente cierto que en el trabajo un buen líder no motiva a otros, sino que busca y consigue la automotivación de los que trabajan con él. No se trata de incentivar al equipo, repetirle una y mil veces que debe estar implicado e ilusionado, se trata de conseguir que las personas del equipo, por sí mismas (sin forzar), se automotiven para conseguir la meta. La ilusión es pasajera, la automotivación bebe del objetivo y del convencimiento de querer conseguirlo. Yo siempre digo: deja vivir. Si las personas de tu equipo quieren, van a estar, y si no, por más que les trates de motivar, serán esfuerzos inútiles. La pregunta es: ¿quieres?

 
El 2/06/2011 08:28:00 a. m., Blogger amalgamadeletras tuvo la amabilidad de comentar aquí:

@blanuza -- Muchas gracias Blanca por detenerte a dejar unas palabras en esta bitácora. Estoy de acuerdo contigo.

En este tema, el abismo puede abrirse si alguien te dice que 'No quiero' o su esfuerzo no es el suficiente porque no cree en el objetivo. Esa falta de motivación puede llevar a que colabore, en menor medida y con impetu que el resto, pero colabore.

Pero, ¿qué pasa si no quiere? Es una situación a la que todo líder también debe estar preparado para responder. Surge un Plan B, búsqueda de tareas menos críticas para que las haga y no ralentice la consecución de los objetivos, motivación directa, seguimiento estrecho del trabajo, buscar que un compañero le tutele, romper la cuerda con las consecuencias que ello acarrea. Estas situaciones se dan y el líder no debe obviar tomar cartas en el asunto, por más que le pese...

Las alternativas son bastantes y la decisión puede significar el fracaso o el éxito en la consecución de ese objetivo.

Un abrazo

 
El 2/06/2011 11:00:00 a. m., Anonymous BLanuza tuvo la amabilidad de comentar aquí:

Es completamente cierto que un líder no puede obviar la cuestión cuando hay un "no". Pienso que un líder tiene la capacidad de, si es posible, hacer que ese "no" se convierta en un "sí". Son muchas las estrategias que pueden seguirse, y no es tarea fácil. Casi siempre la solución viene por fomentar una especie de sana competición con el resto del equipo, en el que dejas que el elemento discordante tenga cierta ventaja, algo discreto, pero suficiente para despertar el interés. A veces, fomentar el ego, es un primer paso para poder crear un equipo eficiente. Quizás estoy equivocada, realmente no puedo hablar por experiencia, pero es algo que observo en otros.

Por cierto, B de Belén (Lo de Blanca me gusta, pero no fué lo que eligieron en el registro) Un abrazo, y gracias por el post. Me ha encantado. Si me das permiso, lo referencio en qhaceis.

 
El 2/06/2011 04:50:00 p. m., Blogger amalgamadeletras tuvo la amabilidad de comentar aquí:

Ops, siento el desliz y comparto totalmente tu comentario. Es más, esa solución me ha funcionado en alguna ocasión.

Lo que pasa es que, con esas personas, también hay que tender a convencerle que 'el ego' se lo mire y trate el especialista de turno.

Saludos.

 

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